miércoles, 28 de marzo de 2012

Espionaje amigo


Luis GONZÁLEZ SEARA
Los ciudadanos de la flamante sociedad de la información están sometidos a múltiples riesgos de los que ni siquiera son conscientes. Incluso el grupo dirigente, que presume de estar bien informado, de dominar los lenguajes de las nuevas tecnologías y de contar con los mejores asesoramientos, se encuentra con desagradables sorpresas que afectan a su intimidad o a sus negocios. Existe un gran desequilibrio entre la capacidad expansiva de la técnica y la ciencia y la posibilidad de control por los agentes o las instituciones públicas y privadas que utilizan dicha capacidad. El poder político legitimado para establecer garantías y sanciones acerca de un mal uso o funcionamiento de las técnicas innovadoras sólo puede actuar con eficacia en el caso de EE UU y sus aliados incondicionales. Un reciente informe para una comisión de la UE, realizado por el eurodiputado Gerhard Schmid, ha puesto de manifiesto la impotencia de Europa para enfrentarse a lo que pudiéramos llamar el «espionaje amigo» de Echelon. 
Se trata de una ultramoderna agencia de espionaje montada por EE UU, que cuenta como una red global de escuchas y controles capaces de interceptar todas las comunicaciones por vía satélite y todos los correos electrónicos, ya sean de instituciones públicas, de particulares o de empresas. Cualquier mensaje enviado a través de Internet, del ordenador, del teléfono o del fax, es interceptado por el sistema vinculado a la Agencia Nacional de Seguridad Norteamericana, que capta, trata y filtra las informaciones que estima relevantes al gobierno de EE UU, el cual a su vez las distribuye a los servicios secretos de los países amigos y a las empresas seleccionadas de EE UU, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. 
El espionaje se ha revelado en algunos casos de enorme utilidad, sobre todo en el mundo de los negocios, y se saben de algunas grandes operaciones desbaratadas y aprovechadas por los competidores con acceso a las filtraciones de la red Echelon. Fue así como una importante venta de aviones, anticipada mediante el correo electrónico por un ingenuo ejecutivo europeo, fue a parar a manos de la firma competidora, anglosajona por su supuesto, informada y alertada por el espía amigo. El Parlamento europeo ha manifestado su preocupación por tan alarmante asunto, pero todo ha quedado siempre en el misterio. Ahora, la comisión encargada del asunto ha constatado la existencia de la red y de los espionajes y ha tratado de que un grupo de parlamentarios, presidido por el presidente de la Comisión Echelon, pudiera entrevistarse con altos funcionarios del gobierno americano, del FBI y de la CIA. 
Las entrevistas fueron canceladas. Ante la impotencia, la Comisión Europea aconseja a los incautos cifrar los «e-mail» para ocultar la información, pues «un correo electrónico sin encriptar es como una carta sin sobre». Magnífico. No se puede perseguir a los ladrones, porque son amigos y tienen poder. Ergo, hay que poner cerrojos y comprar una caja fuerte.

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